Entrevista a A.R. Medina

Sinopsis: Wendolyn se aburre en el hote-balneario Ambathador. Normal: cuarenta años como fantasma pueden ser muy tediosos, y más su no tienes a nadie con quien jugar. Además, se ha enterado de que cierta investigación podría suponer el cierre del hotel.
Por suerte, tiene un plan perfecto que incluye a Norman Tywyll, un neurótico limpiador de cadáveres. Pero para alguien vivo que detesta la improvisación y el desorden, un cambio en la rutina puede significar el caos para todos.

Y para seguir amenizando estos días de espera, os traemos la entrevista a A.R. Medina, autor de Manchas Difíciles, editado por Amanecer y que he tenido el gusto de leer recientemente.

Como siempre, agradecer al autor que haya accedido a responder a estas preguntas que espero que os ayuden a conocerlo un poco más y a sentir curiosidad por su obra.


La obra es una novelette, que es una historia que está a medio camino entre un relato y una novela, la extensión de lo que se considera novelette es variable, para algunos está entre las 10.000 y las 20.000 palabras más o menos. Es una extensión que puede parecer complicada; ¿te costó adaptarte a este formato? ¿Sentiste que la historia fluía bien con este límite de palabras?

El formato de la novelette es perfecto para desarrollar muchas ideas. A veces se me ocurren cosas que se quedarían cortas en una novela pero que no caben en un relato. Manchas difíciles nació como un relato, pero muchas ideas se tuvieron que quedar fuera en un inicio. Cuando decido convertirlo en novelette fue como un soplo de aire fresco. Revitalicé la idea, di importancia a unos personajes secundarios maravillosos y hasta pude incorporar las magníficas premisas que me sugirió mi editora, Caryarit Ferrer. Para mí es un formato maravilloso, aunque sigo prefiriendo escribir novelas por el reto que supone la constancia.

De todas maneras, yo sufro un severo problema de incontinencia verbal, je, je, je. Da igual si es hablando o escribiendo, tengo dificultades para ceñirme a un límite de palabras. En 2006 me desperté en mitad de la noche para escribir una idea para un relato. Nueve años después terminaba la primera parte de una trilogía con más de 180.000 palabras. Sí, era la misma idea. Incontinencia verbal, lo que decía.


Cuando estaba pensando en la clasificación de esta novelette me di cuenta de una cosa, ¡no es un solo género! Tiene algo de thriller, de terror y, por supuesto, de humor. Esto es más bien un poco de peloteo, pero me encanta que seas capaz de mezclar tan bien el humor con obras que, en apariencia, suelen estar muy alejadas de ello. ¿Fue algo premeditado o surgió de manera natural? Quiero decir, los que te conocemos sabemos que a veces los chistes te salen solos (aunque a veces sean muy malos). ¿Escribiendo el humor también se te cuela o tienes que pensarlo?

Soy un payaso. Lo digo con orgullo, ojo. Me encanta reír y hacer reír, aunque sea con un humor chorra y chistes malos. Me sale natural ser así, pero tengo más problemas cuando escribo. Soy muy mapa, y eso creo que juega en contra de mi estilo de humor natural.

En cualquier caso, uno de los mejores relatos que he escrito (el mejor para muchos lectores habituales) fue uno que mezclaba la décima cubana (poesía improvisada y humorística acompañada de música) con una historia de enredos alocada. Era algo extraño que funcionó muy bien e, incluso, resultó premiada y publicada en un certamen regional.

Luego, leí a Alfred Almasy y a Rubén Rodríguez Rísquez y me recordó lo que me divertía escribiendo con humor y leyendo a autores como Mendoza. Ellos han sido los detonantes de que haya vuelto un poco a los orígenes. Creo que, como todo, es práctica: debo reaprender a ser natural con el humor aunque el resto esté planificado. Así ha sido en Manchas difíciles y creo que ha funcionado bien. Al menos me he divertido mucho escribiéndolo y creo que eso se nota.

Y sobre lo de los distintos géneros de este libro… ¡ahora comprenderás lo que sufro cuando me preguntan «de qué género es tu novelette«!


Y aunque esto no tenga que ver exactamente con Manchas difíciles, ¿podrías hablarnos de cómo es tu proceso creativo? Quiero decir, ¿eres veleta, brújula o mapa? ¿Diseñas tus historias de principio a fin antes de sentarte a escribir? ¡Cuéntanos más del Andrés escritor!

Como adelanté antes, soy MUY MAPA. Todo debo tenerlo bien atado y planificado antes de empezar. Esto a veces agobia un poco, pero me ayuda a desarrollar bien las historias. Mi despacho parece el de un loco, con toda una pared de cristal escrita como si fuera un capítulo de Numbers. Bueno, en realidad no he sido del todo preciso. Lo primero que hago no es planificar, sino escribir las primeras frases y las últimas. Necesito tener un inicio y un final que me motiven, y ya luego relleno el resto. No obstante, adoro documentarme. A veces disfruto más con esta parte que con la propia escritura. Por ello, la planificación es una parte vital en mi proceso. En ocasiones tengo sueños húmedos con la idea de que me siento a escribir sin saber a dónde llegar, pero son solo eso: sueños y delirios de un escritor mapa.



Y ahora en relación con esto, ¿cómo surgió la idea? ¿Estuviste en un hotel como el Ambathador? ¿Conoces algún Norman Twywyl? ¿Estabas frotando con insistencia una mancha difícil que ni el mejor detergente podía lavar? ¿Estabas viendo un anuncio de detergentes? Confiesa la verdad, prometemos guardarte el secreto 😉

Pues me alegro de que me hayas preguntado lo de si he estado en un hotel como el Ambathador. Acabo de darme cuenta mientras escribo estas líneas de que el hotel que describo se parece mucho a un hotel de mala muerte en el que estuve hace mucho en Folkestone (Inglaterra). Fue durante un viaje de fin de curso y me acababa de golpear la realidad al comprobar que el Hotel-Balneario Ambathador tiene mucho de ese hotel del que prefiero no decir su nombre.

Sobre la historia y sus personajes, creo que el cine ha tenido mucho que ver.  De manera muy especial, Hitchcock y Tarantino. Norman se llama así por Norman Bates, el de Psicosis, aunque es más bien una versión decadente, trémula y horrorosa de mí mismo y cierto amigo. Me encanta coger referencias cercanas y deformarlas hasta casi dejarlas irreconocibles. El comportamiento obsesivo de Norman es como una versión hardcore de mi amigo y de mí mismo.

Además, muchos de los personajes secundarios podrían estar sacados de Four Rooms u otras películas de Tarantino. En realidad, lo que he buscado de estos dos directores ha sido la energía o vibración para traspasarla al papel. No ha sido replicar a personajes, sino tratar de encontrar algunos que me despertasen la misma sensación que en sus películas, para luego darles mi toque.

Y sobre las «manchas difíciles» que tanto obsesionan a Norman… Bueno, creo que bastará con decir que me pasé la mayoría de mi infancia y adolescencia sangrando por la nariz con solo rozármela. ¿Se entiende ahora mi obsesión?


Nos vamos acercando al final de la entrevista. ¿Qué les dirías a los lectores de Café Librería para convencerlos de que tienen que leer Manchas Difíciles?

Lo mejor que puedo decir para que lean mi novelette es que las críticas están confirmando mis intenciones: que los lectores se diviertan tanto como yo me divertí escribiéndola. No es terror al uso, pero sale una maravillosa y algo retorcida niña fantasma que la lía parda. No es un thriller al uso, pero todo sucede en poco tiempo y hay alguien que intenta resolver unos asesinatos a contrarreloj. Y no es humor al uso, pero está sacando tantas sonrisas como situaciones estrambóticas hay. Y todo muy, muy negro.


Y ahora,  sí que sí, la última pregunta, ¿tienes algún proyecto a punto de ver la luz o del que nos pueda hablar? Para aquellos a los que Manchas difíciles les ha dejado con ganas de saber más.

Tengo varios proyectos, incluidos el de dar salida a mi primera novela (que la he dejado demasiado tiempo encerrada por el terrible síndrome del impostor) y continuar la trilogía (que ya tengo planificada). En este caso, se trata de fantasía épica con mi gran pasión: la mitología nórdica.

Pero, de manera más inmediata, estoy escribiendo una novelette que me ha propuesto Insomnia Ediciones para 2021. Se trata de una historia steampunk basada en mi relato publicado en su antología A la caza de lo invisible. Estoy muy ilusionado con esta historia y, sobre todo, con sus personajes. Es un proyecto ambicioso para el que me está ayudando el increíble Darach K. Martí como sensitive reader.


Fecha: febrero de 2020
Editorial: Amanecer
Páginas: 163
Valoración: Capuchino

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