Artículo de Cristina Jurado (@dnazproject)
La ciencia ficción, tal y como la conocemos hoy en día, surgió gracias a las revistas de papel barato que comenzaron a publicarse en USA a principios del pasado siglo. Esas publicaciones aglutinaban en un primer momento artículos divulgativos y ficción, y fueron los lectores quienes hicieron que la balanza se decantara del lado de las historias. Debido a la propia naturaleza de las revistas, se trataba de narrativa breve o, en todo caso, de novelas seriadas. La ciencia ficción es un género que no se entiende, por tanto, sin los relatos, ya que ha estado ligada a ellos desde su concepción. Muchos de ellos han servido como germen de novelas e incluso de sagas y han actuado como elemento dinamizador para que los autores se dieran a conocer. Además, históricamente el cuento siempre ha estado vinculado al pueblo, dentro de la tradición cultural universal, al tratarse de la primera forma de narrativa creada para transmitir los mitos y las tradiciones, en contraposición a la novela que surgiría mucho más tarde.

El microrrelato, el cuento, incluso la novela corta, implican un ejercicio de contención narrativa mediante la eliminación de todos aquellos elementos que puedan resultar redundantes (demasiados personajes, complejos escenarios, descripciones interminables sobre los detalles…). La historia se despoja de todo lo superfluo para proporcionar, como bien dice un amigo mío, una gratificación inmediata tanto al lector como al propio escritor.
Actualmente nos encontramos en un momento muy interesante gracias a la difusión de las tecnologías de la información y la ubicuidad de internet. Si bien las revistas y fanzines en papel han perdido adeptos y son hoy objeto de deseo de un grupo de tenaces fans, las publicaciones, portales y blogs online permiten a los autores dar a conocer su obra e interactuar de manera directa e instantánea con los lectores. No es extraño que hayan surgido revistas online que intenten aprovechar el tirón de las nuevas tecnologías para acercar al público este tipo de literatura que, desde sus orígenes, era de corte popular (entendiendo «popular» como un producto editorial concebido para el gran público). Por ello, se habla de un cierto resurgimiento de los relatos de ciencia ficción, e incluso de los fantásticos y de terror, ya que este tipo de formato se adapta muy bien a las exigencias de internet. Las antologías temáticas de relatos (de distintos autores) y las colecciones de cuentos (de un mismo escritor) se han revelado, además, como vehículos complementarios que han suplido a veces la escasez de revistas.
Una literatura de ciencia ficción y, por qué no, también de fantasía y terror, solo puede gozar de buena salud si fomenta el desarrollo de una narrativa breve diversa. Por eso, la labor de sellos exclusivamente digitales como Fatalibelli o Palabaristas se hace muy necesaria para que estos objetos narrativos de tamaño reducido lleguen a cualquier lugar del mundo, aprovechando la versatilidad de los ebooks. El catálogo de ahora extinta Fatalibelli se construyó a través de antologías de relatos o novelas cortas de un mismo autor (Arcana Mundi de Elisabeth Bear o Ad Astra de Peter Watts, por poner dos ejemplos) o de distintos autores que comparten un mismo género (Verbum o Sic Transit). Por su parte, Palabaristas propone antologías de ciencia ficción escritas solo por mujeres (Alucinadas, Alucinadas II, Alucinadas III, Alucinadas IV y Alucinadas V), selecciones de terror de características similares (Terroríficas), así como Salir de Fase y Los cuentos de Rocavarancolia (colecciones de relatos de José Antonio Cotrina) o Marte, Stalin y enanos gigantes, recopilatorio de cuentos de Ian Watson.
Otras editoriales de género de nuestro país están apostando asimismo por los relatos, ofreciéndoloS ya sea en versión digital o en papel. Este es el caso de Sportula, que cuenta con una colección de narrativa breve con títulos como Mundo al revés: Origen de Ángel Padilla; El pasado es un cazador paciente, de Laura Maquilón, Territorio de pesadumbre, de Rodolfo Martínez o Encuentro fortuito, de Christopher Kastensmidt, entre otros, o las multi-premiadas antologías Terra Nova: antología de ciencia ficción contemporánea, A la deriva en un mar de lluvias y otros relatos o Mariposas del Oeste y otros relatos. En concreto, Terra Nova es una obra que también ha sido publicada en inglés por su editorial, una opción que está comenzando a ganar adeptos en nuestro país. En esta misma dirección la también extinta Ediciones Nevsky sacó al mercado La Tercera cara de la luna, de Ángel Luis Sucasas, también traducido al inglés como Moon Scars, la colección de cuentos en inglés Alphaland, de Cristina Jurado bajo su sello Nevsky Books, su ambiciosa antología Ciencia ficción rusa y soviética vol. I, así como un recopilatorio de cuentos de temáticas new weird con el título Cuentos desde el otro lado. Por su parte, Hermenaute dispone en su catálogo de antologías temáticas como Momias y Embalsamados, Horror Dummies. Marionetas, ventrílocuos, mecanismos psicóticos. El sello malagueño El Transbordador ha dedicado una colección a la narrativa breve: la colección Soyuz, que incluye obras de Pedro Moscatel (El devorador de mundos), Ismael Orcero Mann (El tesoro de Jacinto Montiel), Damián Cordones (Descenso al oasis), José Torres Criado (Imagen corporativa), Francisco M. Romero (Parece una playa, Las tostadas de la libertad), Ernesto Fernández-Weiss (El calígrafo de los cielos), Alberto Moreno Pérez (Profundo), Sergi Álvarez (El silenciador), Juan Antonio Fernández Madrigal (La crucifixión de nuestro Señor Jesucristo, Pedro y la pulsera mágica), Joan Antoni Fernández (La gran mentira), Abel Amutxategi (Jo, Jo, Jo, La tienda del Señor Li), Alejandro Castroguer, Francisco Jota-Pérez (Luz simiente), Fernando Llor (Las adivinaciones de Louis Rimson) o Magnus Dagon (El planeta muerto). Otra de las editoriales de género que han decidido consagrar una colección únicamente a los formatos más breves es Café con Leche, con su colección Expresso —como no podía ser de otro modo—. En ella hay recopilaciones de autores como la obra El Tren, de la argentina Teresa P. Mira de Echeverría; El señor de la lluvia, de Mira de Echeverría y Facundo Córdoba; Cóctel, de Juanfran J. Troya y La Madriguera, de Laura López Alfranca. Esta editorial también dedica otra colección, thebestofthebest, para las antologías temáticas entre las que se incluyen Instinto animal y Cuando calienta el sol.
Algunas editoriales que se crearon en los últimos años también están confiando en la narrativa breve. Este es el caso de Apache Libros, que dispone de una línea dedicada a las antologías en la que destacan títulos como A la sombra del Pilar, Ácronos, El mordisco de Tyson (Enrique Montiel de Arnáiz), Mujeres a la orilla del Ebro, Noche de Oscuras Revelaciones, Whiskyman y otros relatos, Diabólica tentación, Los no muertos, Vuelo de Brujas, Sucesos Extraños, El futuro es bosque, Vampiros en Barcelona o Relatos Satánicos de Castilla y León, y que también ha publicado traducciones de novelas cortas como Hija de Legbara, de Nalo Hopkinson.
También la editorial gaditana Cazador de Ratas ofrece antologías temáticas como Retrofuturo, editada por el ganador del Ignotus a la Mejor Novela en 2016 y 2017 Guillem López, o Malditas Bastardas, así como una interesante colección de narrativa breve de Elia Barceló: La Maga y Otros Cuentos Crueles. Su colección específica dedicada a los libros de bolsillo contiene títulos como Cuentos de hadas para escritores, de Lawrence Schimel, Llora el cuervo gris, de Rubén Risso, El jardín de Marta, de Tony Cifuentes, Ojos verdes, de Alicia Pérez Gil, #notalldemons, de Silvia Berbeito, y Asesinato en los 7 Dragones, de Rafael Heka. Su colección de pequeño formato incluye Tom Z definitivo y Tom Z Stone. The fool, de Alfredo Álamo, La textura de las palabras, de Felicidad Martínez, Espectros (Conan Doyle, Dickens, H.G. Wells, Mary Elisabeth Braddons), Heróicas y Alma de Cenizas, de Gloria T. Dauden, Enciende primero, respira después, de Javier Trescuadras, Hijos del hielo, de David Jasso y Simetrías, de Darío Vilas. Orciny Press en su colección Midian ofrece antologías dedicadas al genero bizarro como Bienvenidos al bizarro o Monstruos bizarros.
La editorial Huso ha publicado en nuestro país Extraños Testimonios, una colección de relatos fantásticos de la autora cubana Daína Chaviano, Casa volada, colección de relatos de Gemma Solsona, América Fantástica (editado por Mariano Villarreal) con textos de Mariana Enríquez, Chaviano, Enrique Pal Soldán, Ana María Shua, Liliana Colanzi, Carlos Gardini, Jorge Baradit, Julio César Londoño, Giovanna Rivero, Martín Felipe Castagnet, o Rulfo. Cien Años después veintitrés narradores lo celebran.
La editorial sevillana Triskel consagra también parte de su catálogo a la narrativa breve con su ya consolidado Premio Ripley para relatos de ciencia ficción escritos por mujeres, que cuenta ya con tres ediciones y otras tantas antologías que recogen los textos ganadores y finalistas, así como Atrasis. Cuentos de nueva fantasía vols. 1 y 2. Por su parte, Crononauta ha vertebrado la mayor parte de su oferta alrededor de la narrativa breve con obras tan destacables como la trilogía Binti, de Nnedi Okorafor, Consecuencias Naturales, de Elia Barceló, o El Informe Monteverde, de Lola Robles. Del sur también procede Amor de Madre, una editorial que se autodefine como feminista y LGTB+ y que dispone de las antologías Cuadernos de Medusa vols. 1 y 2 con una selección de interesantes cuentos orientados a reflejar la diversidad de género y de orientación sexual.
Obscura es una editorial de reciente creación que acaba de anunciar la aparición de su Antología Obscura, que tendrá carácter anual, y que en su primera convocatoria cuenta con las firmas de Rodolfo Martínez, Carlos Sisi, Malenka Ramos, Sofía Rhei, Cristina Carro, Eduardo Vaquerizo, Nieves Mories, Jesús Cañadas, Cristina Jurado o David Jasso. El sello Kokapeli ha publicado una antología, Herederos de Cthulhu, con relatos de Javier Arnau, Javier Redal, Nieves Delgado, Laura López Alfranca, Heberto de Sysmo, Juan José Tena, Marta Martínez Velasco, Pablo García Naranjo, Aída Albiar, León Arsenal, Sergio Mars, Sonia Córdoba y Alberto Valverde, J. E. Álamo, Ramón San Miguel, Gabriel Romero, o Ramón Muñoz. La valenciana La máquina que hace Ping publicó el año pasado Buscando a Jake y otros relatos, el primer recopilatorio de cuentos de China Miéville. Nowevolution cuenta en su catálogo con Quasar, una antología de ciencia ficción dura con autores como Alberto González Ortiz, Nieves Delgado, Víctor Selles, Sergio R. Alarte, Miguel Santander, María Belén Montoro, Álvaro López León, Víctor M. Valenzuela, Ángel Mirallas, Rubén Serrano o Héctor Rodríguez, y Crónicas de la distopía, de Víctor M. Valenzuela.
La propia Asociación Española de Fantasía, Ciencia Ficción y Terror (AEFCFT) publica anualmente las antologías de relatos inéditos Visiones, así como Fabricantes de Sueños, que recopilan una selección de los mejores cuentos publicados a juicio del seleccionador. Incluso los microsellos han comprendido el interés que despierta la narrativa breve, como es el caso de Antipersona, que sacó al mercado la antología Alcasseriana.
Aunque más reacios a publicar narrativa breve, los grandes sellos también han sucumbido a su encanto, como es el caso de Fantascy de Penguin Random House, que ofrece Trece Monos, antología de cuentos de César Mallorquí o las colecciones de cuentos Terra Nova 2 (Felicidad Martínez, Aliette de Bodard, Adam-Troy Castro, Germán Amatto, Carlos Gardini, Pedro Andreu, Nnedi Okorafor, Greg Egan, Lavie Tidhar, Ken Liu, y Ramón Muñoz), Terra Nova 3 (Paolo Bacigalupi, Ken Liu, China Miéville, Emilio Bueso, Eduardo Vaquerizo, Ricardo Montesinos, Liu Cixin, Jorge Baradit, Paul McAuley, Sofía Rhei o Miguel Santander) y la stravaganzza distópica Mañana Todavía (Laura Gallego, Emilio Bueso, Rosa Montero, Elia Barceló, Juan Miguel Aguilera, Marc Pastor, Susana Vallejo, Féliz J. Palma, Rodolfo Martínez, José María Merino, Javier Negrete y Juan Jacinto Muñoz Rengel). Por su parte Runas, el sello de Alianza dedicado a la literatura de ciencia ficción y fantasía, ha traducido al español recientemente antologías de autores como Joe Abercrombie, Filos Mortales, o Ken Liu, El zoo de papel y otros relatos.
La pionera Valdemar ha sacado al mercado interesantes antologías como Ahora intenta dormir, que reunía cuentos de Emilio Bueso, o Mystic Topaz, con relatos de Pilar Pedraza, Vampiros… y más que vampiros (una antología de horror y sangre), La maldición de la momia. Relatos de horror sobre el antiguo Egipto. Por su parte, Gigamesh lleva años editando recopilaciones de autores de género, como es el caso de Angélica Gorodischer y su Kalpa Imperial o Nacido de Hombre y Mujer y otros relatos espeluznantes, de Richard Matheson.
Los bolsilibros de Editorial Cerbero se enmarcan asimismo en esa tradición de relatos largos-novelas cortas de ciencia ficción, intrínseca al género, dedicando la casi totalidad de su catálogo a este formato y a las antologías temáticas, que han adquirido una periodicidad anual, destacando: 36 y UNO, de Nieves Delgado; El jardín de infancia, de Sara Sacristán Horcajada; I.O. Vitae y Rūha | Alma, de Caryanna Reuven; Jinetes de la Tormenta y La Belleza del Uróboros, de Javier Castañeda de la Torre; La epopeya de los amantes, de Miguel Santander; La refulgencia, Los espíritus del humo y Eldelrío de Mª Concepción Regueiro; Madrugada, Antumbra, Umbra y Penumbra y Diez variaciones sobre el amor, de Teresa P. Mira de Echeverría; Astrales y Bajo la piel de la ciudad, de Eleazar Herrera; las antologías No son molinos, Actos de F.E., Maldita la gracia y Mundos Sutiles; Compañeros de Caza, de Rafael de la Rosa; Gamusinos, de Raquel Froilán; La Ciudad de los Ratones, Rubicón y Los hijos de la araña, de J. G. Mesa; Los sanadores, de Steve Redwood; Máscaras Mortuorias, de Damián G. Ponce; Dioseros y Milites, de Eduardo Vaquerizo; Nueva Madre, de Eugene Fischer; One Love, de María Angulo Ardoy; Retiro Infinito, de J.M. Sala; Voces Remotas en Albión, de Víctor Conde; Domori, de Sofía Rhei; CloroFilia, de Cristina Jurado; Los príncipes de madera, de Daniel Pérez Navarro; A la sombra de mi sombra, de Virginia Buedo; Cuéntame un cuento japonés mientras el mundo se acaba, de Maria Antònia Martí Escayol; Larga vida a la reina e Hijas de la guerra, de Ana Roux; Las mocedades de Rodrigo, de Almijara Barbero Carvajal; Lauburu y Desollada, de Nahikari Diosdado; Pez de Plata, de Jorge Sosa Almeida; La ladrona de tomates, de Ursula Vernon; Oculi arboris, de Sofía Rhei; La última mujer de la Mancha y Micosis, de Enerio Dima; Nictofobia y Agramonte, de Yolanda Camacho; Agnus Dei y La chica descalza en la colina de los arándanos, de Nieves Mories; Oma, de M.P. Moles; Última noche en el páramo, de So Blonde; Ciudad Tumba de Albert Kadmon; De brujas y gigantas, de David Pierre; Espejuelos para ver por dentro, de Maielis González; Mágica Pirimpella, de Celia Añó.
Por su parte, Tinta Púrpura Ediciones también incursiona en la narrativa más breve con antologías temáticas como Monstruosas, De espejos negros (y siervos de un dios digital), Stardust for Bowie, Madre de monstruos, Rapsodia para la reina. Rapsodia para un bohemio, Tormenta e ímpetu, o el recopilatorio de Rafael Dicenta: Relatos circunstanciales. En este sentido, Premiun editorial también apuesta por las antologías, como lo demuestra su recién publicada Efeméride, compendio de relatos vertebrados sobre el cincuenta aniversario de la llegada del hombre a la Luna. La plataforma Literup también apuesta por la narrativa breve en su catálogo mediante antologías como Bienvenidos al Hotel Caronte, Fernweh: rumbo a lo desconocido o La isla del escritor, así como las novelas cortas Aracnefobia, de Celia Añó y Legado de plumas, de Marina Tena.
Las revistas, físicas y digitales, además de páginas web, portales y blogs variados que también publican narrativa breve, necesitarían un artículo independiente para poder explorarlas como se merecen.
La narrativa breve ofrece todo lo que el lector espera —grandes ideas, especulación sobre el futuro, el presente o el pasado, elementos científico-técnicos y una mirada crítica sobre la sociedad— de manera más condensada y, quizás por ello, más acorde con el ritmo trepidante de la actualidad. Esperamos que sigan haciéndolo y que otras muchas editoriales tomen noten y se apunten al resurgir de la narrativa breve de género.
Fotografía de portada: Anuja Mary Tilj (vía Unsplash)
Diseño de portada: Gemma Martínez (@gemartinez23)