Sinopsis: En un ambiente urbano hostil, Camila Sosa narra desde dentro la vida de una comunidad de travestis en Córdoba, Argentina.
Cuando llegó a Córdoba capital para estudiar en la universidad, Camila Sosa Villada fue una noche, muerta de miedo, a espiar a las travestis del Parque Sarmiento y encontró su primer lugar de pertenencia en el mundo.Las malas es un rito de iniciación, un cuento de hadas y de terror, un retrato de grupo, un manifiesto explosivo, una visita guiada a la imaginación de su autora y una crónica distinta a todas. Convergen en su ADN las dos facetas trans que más repelen y aterran a la sociedad bienpensante: la furia travesti y la fiesta de ser travesti. En su voz literaria conviven Marguerite Duras, Wislawa Szymborska y Carson McCullers. El último fenómeno de la literatura argentina, traducida al alemán, francés, noruego y croata.
Leí, vi, escuché hasta la saciedad referencias y recomendaciones de Las malas, de Camila Sosa Villada. Quizás por eso venía yo aquí con las expectativas tan altas, creyendo que iba a encontrarme una nueva obra maestra de estas que marcan adentro como una huella y no se van nunca. Las malas estaba en todas partes, dentro del público lector que sigo frecuentar. Me quedé atrás, pero llegué a tiempo.
Entonces me olvidé del miedo.
El tema, por supuesto, me interesa y es importantísimo. Quizás por eso me obligué a leerlo, aun temiendo que me fuera a decepcionar por mis altas expectativas. Camila escribe una novela autobigráfica desde su experiencia sobre su vida en una comunidad de travestis en Argentina. El argumento (que es un argumento de realidad) es lo suficientemente potente como para imaginar las patadas en el corazón que recibiremos. Sin embargo, para mí, no ha sido suficiente.
Y aunque los hechos narrados son duros y hay un dolor absoluto, este dolor se recrea una y otra vez. Existe un drama por el drama, en unas páginas que ya lo son de por sí y no sería necesaria tanta redundancia. En este caso, terminé intoxicada por esta realidad. Y no me entendáis mal, no le tengo miedo a leer historias que arrancan el alma, estoy acostumbrada a ellas. Pero estas Malas han pasado de puntillas sobre mí. ¿Por qué?
Pues no lo sé.
La huella dejada en determinados cuerpos, de manera injusta, azarosa y evitable, esa huella de odio.
Quizás la narrativa no encajaba con lo que yo necesitaba leer. Un lenguaje que iba quebrándose, a ratos sencillo, a ratos con un falso costumbrismo. Nunca perdí de vista que esta no era mi historia, y eso es algo que me incomoda. Al leer, suelo sumergirme, pero en este caso no fui capaz.
Los puntos importantes, claro, son la necesidad que existe de la visibilidad trans. Y sobre todo enmarcada dentro del feminismo, que parece estar contaminado por un grupo sectario de mujeres transexcluyentes. Tal vez, solo por eso, estoy aquí escribiendo esta entrada demandando y apoyando la presencia de las personas trans en este movimiento, y en todos los movimientos.
Las reinas magas habíamos llegado con todo lo que teníamos: oro, mirra e incienso, pero también palo santo para alejar los malos pensamientos, y marihuana para que los niños sean divertidos, y licores para que bajen los duendes, y estampitas de la Difunta Correa para que
nunca falte la leche, y de San Cayetano para que nunca falte el trabajo, para que nunca se corte la vida que es bien vivida
- Lanzamiento: 2020
- Editorial: Tusquets
- Páginas: 240
- Valoración: Café soluble