Alice Munro es una escritora canadiense que creció en Wingham, Ontario, en una familia de granjeros. Estudió en la Universidad de Western Ontario y es la responsable de doce volúmenes de cuentos, tres antologías y una novela. Sus relatos han aparecido en revistas destacadas como The New Yorker, The Paris Review o Atlantic Monthly, siendo más tarde traducidos a trece idiomas. A lo largo de su destacada carrera, ha recibido diferentes premios, entre los que destacan los canadienses Governor General’s Award (tres veces) y Giller Prize (en dos ocasiones); los estadounidenses National Book Critics Circle Award, Lannan Literary Award y Rea Award; el inglés W. H. Smith Award y el italiano Premio Ennio Flaiano o el Man Booker International Prize, que le fue concedido en 2009 en reconocimiento a la riqueza que su obra aportó al panorama literario mundial.
En 2013, cuando se le concedió el Premio Nobel de Literatura, muchos fuimos los que corrimos a averiguar quién era la aclamada autora canadiense. Con el tiempo, descubrimos que la mejor obra para descubrir y adentrarse en los pueblos canadienses que Munro describe en sus cuentos es Todo queda en casa, una selección de relatos que te permite explorar su obra a tu ritmo y deseo.
Quiero que mis cuentos conmuevan a las personas; no me importa si son hombres, mujeres o niños… quisiera que el lector, al terminar un cuento, sintiera que es una persona distinta.
La autora cumplió los ochenta y tres años de edad y decidió dejar de escribir, pero no sin antes acercarnos el ya mencionado Todo queda en casa, la antología definitiva de los relatos que marcaron su trayectoria y que ella misma seleccionó. Además, en la edición de la obra se incluyó la entrevista —Alice Munro en sus propias palabras— que funcionó como discurso de agradecimiento a la Academia Sueca el día que Munro recibió el Premio Nobel.
La comentada obra es, en definitiva, la mejor opción para empezar a leer a Alice Munro, ya que recoge una selección de veinticuatro cuentos y que significa su feliz despedida de las letras. La antología supone la definición de una vida entera dedicada a adentrarse en las emociones del lector de una manera distinta, casi mágica. En esos lugares tan remotos, fríos, lejanos, ocultos, es donde encontramos lo mejor y lo peor de nosotras mismas.
Como siempre que os traigo un libro de cuentos, pasaré a comentar uno de los veinticuatro cuentos: Llegar a Japón.
Llegar a Japón empieza con Peter, Greta y Katy subiéndose a un tren. Empiezan entonces a emerger los sentimientos de un personaje por el otro, descubriendo ante el lector que Katy es la niña de los ojos de Peter o que entre Greta y él hay lagunas de comunicación. El estilo descriptivo, cercano y sugerente de Munro emerge rápido en esta historia. Nada más empezar, se recuerda el viaje clandestino en el que se embarcó Peter junto con su madre cuando era un bebé desde la Checoslovaquia soviética hacia la Europa occidental y encontramos ciertas señales de ausencia de amor de Greta hacia él. Por ejemplo, no recuerda el nombre de las montañas que cruzó —no le da importancia a su pasado— o le menciona que cuando un bebé forma parte de esas huidas clandestinas, tienden a ahogarlo para que sus llantos no pongan en peligro a todo el grupo.
[…] en esas historias el bebé siempre rompía a llorar y no había más remedio que asfixiarlo o estrangularlo para que el llanto no pusiera en peligro a todo el grupo clandestino.
Lo anterior son solo ejemplos de lo que podréis encontrar en la obra de Munro. Así pues, el cuento nos va explicando el viaje y las enemistades que aparecen en la vida cotidiana de la familia, así como va hurgando en los personajes y en la ambientación de un modo magistral.
Sin más, os recomiendo a Alice Munro si queréis una lectura profunda de relatos que, con sus sugerencias, nos muestran características propias de la introspección literaria.
- Editorial: Lumen
- Lanzamiento: noviembre de 2014
- Páginas: 1067
- Valoración: Moka y chocolate
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