Yokohama Station Fable, Yuba Isukari

Sinopsis:

En un futuro donde la estación de Yokohama cubra la mayor parte de la isla de Honshu, hay dos formas de vida: dentro y fuera de la estación. La vida dentro de la estación está estrictamente controlada, y aquellos que no siguen las reglas son expulsados ​​al mundo exterior más duro. Cuando uno de estos exiliados recibe un boleto temporal para ingresar a la estación, también se le encomienda la misión de encontrar al líder de un grupo decidido a liberar a la humanidad.          

En su contexto, Yokohama Station Fable fue la novela ganadora de una convocatoria de Ciencia Ficción, y eso ya legitima en cierto aspecto su calidad. No obstante, pese a una clara consciencia de su género, cuando me dejé llevar por su narrativa tuve una sensación un tanto peculiar. Más que la sensación de estar leyendo Ciencia Ficción, podría decir que me vi inmerso en un saborcillo a fantasía y aventura.

Así pues, ¿cómo lograría esta obra semejante hazaña? Esto se debe a la entidad que controla el mundo de Yokohama Station Fable: la propia estación de Yokohama.
En esta obra la tecnología es, digamos, representada como la sustituta de la naturaleza. Ella regula el clima, y también tiene cierto carácter de madre creadora. Por supuesto, el toque distópico de la historia no deja cabida para una figura protectora ideal. Esto nos trae un contraste interesante entre esa tecnología de carácter natural, y la maldad innata del ser humano. Pese que hasta cierto punto sea un juez imparcial, las condiciones de vida y la sociedad presentadas en el libro son claramentes negativas. Y esto lleva a un interesante pensamiento, ¿qué es artificial y qué natural? Hasta que punto se aleja la Estación de la vida, y es por tanto algo inerte. Esto se apoyará en la presencia de distintos personajes que son androides, o inteligencias artificiales.

Y, hablando de personajes, estos son muy particulares. Desde Hiroto, un chico pobre que anhelaba escapar de su rutina, hasta un soldado que deserta debido a su misantropía. Mientras que uno observa el capitalismo viendo ignorancia y exceso en sus intereses económicos, el otro es incapaz de comprender el valor la vida y no siente nada cuando ésta se pierde. Mediante dos narradores tan distintos exploramos un mundo crudo y pragmático, pero sus visiones de éste muestran pese a ello una curiosa esperanza un tanto oscura.


Una vez lo empecé no pude parar, y creo que esa será la actitud general con la que cualquiera va a aplacar una historia tan apasionante como esta. Si todo va bien, y esperemos que si, Planeta debería traernos la segunda y tercera parte de esta trilogía. No obstante, pese a que el final deja claro que va a continuar, me gusta pensar que el epílogo no existe y se trata de una historia cerrada. Que acaba sin más. Pero eso sería triste porque implicaría que el mundo puede arreglarse con facilidad y esa sería una mentira.

Aunque el mundo sane con lentitud, nunca está de más un poco de optimismo en nuestra triste sonrisa. Solo por ver como las máquinas arraigan como si de árboles se tratasen, siendo parte del ecosistema al que está acostumbrado la gente, ya vale la pena leerlo por ver cómo con esta premisa se describe y comprende el mundo de Yokohama Station Fable.

Por último, recomendaría este libro a quienes hayan disfrutado de obras como Fahrenheit 451 o Un mundo feliz.

Ficha técnica:
· 280 páginas.
· Guión: Yuba Isukari.
· Ilustraciones: Tatsuyuki Tanaka.
· Nota: Moka y chocolate

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