Ritos Salvajes, de Daniel Pérez Navarro

Sinopsis

INEXTINGUIBLE

Karen, escritora danesa de libros juveniles a la que llaman «la Rowling del Norte», se recluye en el faro de un islote abandonado al que solo se puede llegar en helicóptero. Hasta allí viaja Daneel, su traductor y amante, con la intención de hacerla regresar. Lo que ocurre entonces combina, en una trama surrealista y adictiva, el gótico más descarnado y la crudeza del rito más inimaginable.

ZOO

Un hombre despierta dentro de un zoológico. Su nuevo nombre es Kuni y, desde ese momento, es una más de las violentas atracciones del recinto. Este perverso punto de partida solo es la primera caída de una montaña rusa imposible, monstruosa y visceral, en la que se suceden ceremonias cada vez más extremas.

BESTIARIO

Los dos despliegues narrativos previos confluyen finalmente con algunos personajes que parecen traídos al mundo con el único propósito de impulsar la violencia. Una persecución asfixiante y extraña a través de diferentes universos en los que no cesa de expandirse el horror.


Ritos SAlvajes, de Daniel Pérez Navarro


Ritos salvajes es un conjunto de tres novelas cortas (creo, no he contado las palabras) que hacen honor al título de la colección. En las tres se forjan, se describen y se practican ritos salvajes.

La prosa de Daniel evoluciona delante de los ojos de sus lectores un poco como las células ya recombinadas en un feto. Desde el principio son perfectas, pero mutan, y mutan y vuelven a mutar, hasta que se convierten en la versión final del ser vivo que estaban destinadas a ser. Personalmente, prefiero la versión que Daniel nos muestra de su estilo en Fafner, pero Ritos Salvajes lleva la brutalidad a las frases cortas y a  los diálogos hiperdramatizados, tan poco realistas, tan incisivos, que recuerdan al Bergman de Sonata de Otoño. Hay que tener una pasta especial para escribir diálogos que suenen tanto a prefabricado y que aun así resulten creíbles.


Inextinguible


—Soy el que lleva las provisiones.

—¿Y cada cuánto va al faro?

—Si Karen no llama antes, paso una vez cada dos semanas. Lo hago porque es Karen. No lo haría por nadie más.


En serio: nadie habla así. En cierto modo, las palabras que pronuncian estos personajes humanos, humanísimos, que se portan como muñecos de cartón piedra, podrían formar parte del propio rito en un doblez maravilloso en el que forma y fondo se confundirían. Pero esto son mis cosas, solo mías. Y Pérez Navarro sostiene que el autor no debería meterse en las conversaciones sobre su obra porque la obra debe hablar por sí misma, así que seguirán siendo solo mías.

Como saben quiénes me leen, tengo alguna fijación con el tema de la maternidad en la literatura, lo que en ocasiones me lleva a ver madres donde no las hay. En este caso, sin embargo, y fuera la intención de Pérez Navarro o no, creo que Inextinguible es un ensayo crudo, intragable salvo con un buen trago de un fuerte licor que lo acompañe, sobre algunas maneras de entender la maternidad. Sobre LA MANERA de entenderla. Me gustaría hablar con otras lectoras de esto, de cómo el modo en que Inextinguible explora la brutalidad aplicada a la supervivencia de la especie se puede extrapolar a la maternidad tal y como la conocemos.

Este primer relato muestra un terror descarnado, del estilo del que se va desarrollando ante los ojos de un lector, lectora en este caso, inerme, que ve cómo los acontecimientos se dirigen en la única dirección posible y, por mucho que gira páginas en busca de ese momento redentor o salvador, no lo encuentra.

Nota muy personal: me encanta la perversión de que el sobrenombre de Karen sea «La Rowling del Norte». Muy de Lang.


Zoo


Un año después, se levantaba al escuchar el silbato matutino del cuidador. Luego caminaba, sin que nadie se lo ordenara, hacia el borde del foso. Allí recibía su baño diario. Cuando se abría la compuerta por la que ascendía el guardián, él se apartaba y permanecía quieto y en cuclillas a la espera de sus órdenes.


Si Inextinguible habla de la indefensión, de la imposibilidad de escapar al destino que alguien (muy de carne y hueso, por cierto), ha trazado para el protagonista, Zoo nos presenta a un hombre que podría haber actuado, pero no.

¡Ah, Kuni! ¡Kuni, con lo que podrías haber sido!

Pérez Navarro tiene tendencia a escribir historias que me recuerdan a Star Trek TOS. Si Los Príncipes de Madera guarda cierta relación tangencial con El diablo en la oscuridad, Zoo la guarda con La colección de fieras. Y también con una obra de Jack Ketchum mucho más actual y gore: The Woman.

Dicho lo cual, no hay mucho más donde rascar sin revelar la trama, que es muy interesante y, de nuevo, sorprendente. Porque Inextinguible explora la maternidad, pero Zoo no se corta cuando analiza la alianza entre mujeres como camino a la supervivencia. Sin sentimentalismos, sin cursilería, sin misticismo. Por amor de Dios: sin mansplaining ni intención de apropiarse de nada. Puestas un grupo de mujeres en una situación desesperada, solo hacen lo que resulta más lógico: aprovechar sus fortalezas y anular sus debilidades.

Y lo mismo Pérez Navarro no pensaba en la lectura feminista de la obra (sospecho que le traen bastante al pairo las lecturas no literarias de su obra, la verdad), pero estar, está. Como la amargura, la crueldad y el poso de rito performático a manos de una bruja tradicional.


Bestiario


El libro debe su fama a un caso que se hizo celebre en Francia y que ocurrió durante el verano de 1532. El relato casi novelado de lo que aconteció en una población rural próxima a los Pirineos, llamada Luzamon, ocupa la mitad de sus páginas. La segunda parte es descriptiva: una traducción al francés del tomo de la Enciclopedia de las transformaciones humanas dedicado al hombre oso que escribió Quirósofo (102-41 a. C), obra conocida como De transformatione hominum o Quirosopedia.


Bestiario es la maravilla.

Es una novela corta, la más larga de las tres, que está construida como un collage sujeto por alfileres. Bestiario es como el acerico de tu abuela, que tiene agujas de punto, de lana, alfileres rematados en una bolita y también de los normales. Si hubiese leído la novela en papel y no en formato digital, Bestiario estaría subrayada y quizá habría dibujado un pentáculo sobre alguna de sus páginas.

No es mi favorita, mi favorita es Inextinguible, pero bestiario es mucho más compleja y mejor.

Para empezar, contiene un número inabarcable de paratextos insertados en el texto con tanta eficacia que tuve que detener la lectura en varias ocasiones y buscar en internet porque no sabía si los nombres de autores, historiadores, obras citadas y pasajes históricos eran reales o no. No pienso decir aquí cuál fue el resultado de la búsqueda.

El libro de los hombres oso, además, contiene referencias explícitas a Fafner y a Mobymelville, aunque confieso que esta última me la reveló el autor. Y no solo en lo que se refiere a los personajes que saltan de universo en universo como una especie de agentes Smith recombinados con Rick & Morty. Son los pequeños detalles los que hacen que toda la obra de Pérez Navarro se lea como un conjunto de historias entrelazadas. Pero no de tal manera que unas dependan de otras, sino de modo que unas existen con otras sin molestarse. Hay algo de poesía en eso. O será la fangirl que vive en mí.

Bestiario, además de las historias que aparecen en los paratextos, tiene una trama principal extraña e hipnótica. Mezcla ficción y realidad con una falta de piedad inhumana y es, en definitiva, una novela exigente con el lector. Por supuesto, también contiene su propia dosis de rituales y de salvajismo.


Recomiendo Ritos Salvajes a todas aquellas personas dispuestas a cuestionarse sus prejuicios, a quienes disfruten con un estilo acerado y a quienes les dé gustito leer cosas un poco raras que no siempre van a entender con la cabeza pero que les revolverán el corazón. O el estómago. O los riñones.


Lanzamiento: abril de 2019
Editorial: El Transbordador
Páginas: 355
Valoración: Capuchino
Cómprala aquí

2 Comentarios Agrega el tuyo

  1. Román Sanz Mouta dice:

    Es una lectura diferente y recomendable.
    Ataca descarnada la compresión del lector y lectora.
    Buen análisis.

    Me gusta

Deja un comentario