Sirope, de J. Sadler

Sinopsis

Por más que practica, Pete no consigue llenar su botella de sirope. Quedan cuatro días para el fin de curso y todos los adolescentes de Garden City practican sin descanso para la noche de La Graduación. Ven películas para motivarse, quedan en grupos, practican con imágenes de Instagram, actualizan sus perfiles. A estas alturas del año sus caras están llenas de granos; las articulaciones de sus manos y brazos se resienten de tanto producir. Ser adolescente es un asco, pero como cualquier otro estudiante Pete conoce las reglas: todo el mundo puede ser lo que quiera de mayor dependiendo del volumen de sirope que produzcan. Por eso La Graduación es tan importante. Conforme pasan las horas los rumores inundan las redes sociales. Algunos afirman haber visto al Afilador llegando a Garden City. Su silbido afilado atraviesa la noche en busca de adolescentes rezagados. Pete sabe lo que esto significa. Si no consigue producir sirope, en cuatro días su vida como adolescente terminará.

Sirope de J Salder

Reseña

El artefacto de Sirope

Sirope, que contiene todos los elementos de la novela y es, por tanto, una novela, se disfruta mejor si se abre como artefacto. Al principio no lo parece, pues sus escenarios se corresponden con los que cabría esperar de cualquier obra literaria: viviendas, calles, institutos. Una ciudad, en fin, tan parecida a cualquiera de las nuestras, que por ahí se cuela el primer resquicio del terror.

Algunas referencias

Entrevista con el vampiro

Sin embargo, no pasa mucho tiempo (no es necesario voltear demasiadas páginas) hasta que te das cuenta de que esta no es una historia al uso, sino una demostración de Tupper Ware o una función del Teatro de los Vampiros de Anne Rice. ¿Recuerdas esa escena de la película de Jordan? Los vampiros de París han encontrado la manera de mostrar al mundo su realidad: desde un escenario en el que representan toda una serie de escenas ejemplarizantes que terminan con un estilizado Antonio Banderas bebiéndose a una joven esbelta y guapa en frente del público.

Como lectora, tú eres ese público.

Como miembro de la sociedad, también eres esa joven.

No puedes hacer nada por evitar el desenlace. No puedes llevar a cabo ninguna reflexión personal, ni tomar cartas en el asunto. Estás en la función de J. Sadler y debes permanecer atenta hasta el final. No esperes moralejas, perdones, ni alivio.

A las lectoras activas esto les parecerá un lastre, a las espectadoras les encantará.

Black Mirror: 50,000,000 credits

El segundo capítulo de la primera temporada de Black Mirror es mi favorito de toda la serie. Hay otros que me han ganado con el tiempo, pero este me sacudió la primera vez que lo vi. De hecho, fue mi puerta de entrada en ese universo.

Las similitudes entre los productores de sirope y los ciclistas estáticos de Black Mirror son muchas. La más llamativa tiene que ver con un cristal afilado que se usa a modo de arma y el destino de quien lo empuña. El final de la protagonista femenina también resuena, aunque no sea simétrico. Y, quizá por lo mucho que las dos obras se parecen, Sirope me ha impresionado menos que a su prologuista. Recomiendo leer el prólogo al final, por cierto.

Las semejanzas son de planteamiento y universo, aunque los personajes de Sirope son adolescentes y eso aumenta la sensación de inquietud, de horror. En la serie de televisión no existe la figura del afilador, tampoco. Pero, por lo demás, el consumismo, el aislamiento, la alienación, la dependencia… todo eso me iba sonando cada vez más conocido a medida que leía el libro.

Sin embargo, la combinación del escaparate decimonónico con la distopía del siglo XXI es atractiva y se sustenta sobre una prosa potente que en algunos momentos brilla. Eso, el ritmo ágil, sin demasiada prisa, pero sin pausa, el ambiente sórdido y la absoluta indefensión de los personajes, te lleva hasta la última página en un suspiro.

En clase de Matemáticas, Wendy observa cómo Carla levanta la mano para pedir permiso e ir al baño. Es una chica gordita de ojos tristes y mirada envasada al vacío.

Algunos inconvenientes

De forma

El texto está plagado de reiteraciones. Como sucede en la mayoría de las novelas, este tipo de errores se da más en las primeras páginas y menos hacia el final. Esto, junto con el hecho de que la historia interesa y la lectura crea tolerancia, hace el problema más liviano. Pero la sensación final es que hace falta una buena revisión.

Y es una pena, porque la novela es interesante por varios motivos; quizá el más importante sea su falta de piedad. Pero también destacan la ambientación y el tufo a cercanía de una distopía que ya estamos viviendo. Por favor, señora editorial, revise esto para la reimpresión y/o segunda edición, porque la obra lo merece.

De fondo

Sirope es atrevida y juega con el sexo y con la comercialización de flujos. El sirope es exactamente lo que parece en las primeras páginas y eso produce cierto repelús al principio, pero el efecto se desvanece pronto. El horror, que nace de la edad de los protagonistas, de la idea de un destino inapelable, de la suciedad y del aislamiento, pasa a un segundo plano en favor de menciones a la producción que dejan de resultar relevantes por repetitivas. Al final, la historia peca de superficial por esto.

Por otra parte, en un mundo en el que chicos y chicas realizan exactamente al mismo trabajo, solo se maquillan y se implantan ellas, mientras que ellos aparecen como monstruos llenos de granos. Esto me llamó mucho la atención. ¿Por qué ellos no se operan? En TV aparecen modelos femeninas y masculinas, pero en la vida real de los personajes, ellos no se preocupan de su aspecto más que para señalarlo. Ellas en cambio se agregan filtros y cambian su imagen para parecerse a famosas atractivas. Los chicos de la novela valoran el aspecto físico de las chicas, pero ellas no hacen lo propio.

Conclusión

Sirope es una novela corta, interesante y entretenida que se lee bien y que contiene un buen puñado de aciertos. Desde mi punto de vista, promete más de lo que da, pero es una lectura recomendable y ligera. Te gustará si te gustan las historias que suceden en institutos, las distopías y la sordidez. No descarto releerla.

  • Editorial: Applehead Team Creaciones
  • Lanzamiento: diciembre de 2020
  • Páginas: 132
  • Prólogo: Cristina Jurado
  • Valoración: Café con leche. No es una delicatessen, pero satisface.

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